Yaremis Flores
El Tribunal Provincial de Las Tunas, condenó a Ramos Utra, el 10 de enero de 2006, a 20 años de cárcel, por la violación de una niña de 6 años. El acusado, de 46 años, se declaró inocente; no obstante, el juzgado tunero lo sancionó, con la certeza de que “los hechos ocurrieron de esa forma y no otra, por la narración de la menor”.
La víctima reconoció unas medias panty ocupadas en la casa del acusado, con las que supuestamente fue amarrada y amordazada. Pero la investigación no buscó evidencia física, con el fin de corroborar si fueron esos y no otros, los medios utilizados en el hecho.
Según la instancia judicial, el sancionado aprovechó el encontrarse solo con la niña y “dando rienda suelta a lujuriosos impulsos sexuales le penetró, haciendo los movimientos propios del acto”. Al día siguiente la niña contó lo sucedido a su mamá y esta acudió a las autoridades”.
Resultó creíble a los jueces que aún y cuando el acusado tuviera ‘aberrantes deseos’, la menor sólo presentó fisuras leves en sus genitales, desapercibidos por la madre, quien no sospechó lo sucedido.
Aunque tres testigos aseguraron que el acusado no estuvo solo con la menor en ningún momento, estos fueron desestimados por el Tribunal “no por ser favorables al acusado, sino por mostrar marcado interés en ayudarlo” confirmaron los jueces en la sentencia, quienes también desecharon una prueba de laboratorio que afirmó no existir relación entre el semen encontrado y la sangre del acusado.
El abogado defensor propuso un examen de ADN al blúmer que llevaba la menor el día de los sucesos. Los jueces se negaron, y dieron validez a lo declarado por una capitana, que aseguró la coincidencia del semen con el grupo sanguíneo del supuesto culpable. Indicio insuficiente en cualquier sistema legal justo, para destruir la presunción de inocencia del imputado.
Los jueces cubanos juzgan amparados en una valoración ‘libre’ de la prueba. Una valoración viciada, permite que “puedes tomar cualquier decisión, pero justifícala bien” según una Presidenta de Sala del Tribunal de La Habana que trasmite sus ‘mañas’ a los novatos. De esta manera los acusados deben apostar por la buena fe del que juzga.
“Un tardío examen de ADN, luego de 24 años, logró revocar un injusto fallo judicial en Estados Unidos, a un sentenciado a cadena perpetua, por asalto sexual” según nota publicada por el Órgano Oficial, Granma el 12 de diciembre de 2005. Más de 160 personas han sido liberadas gracias a la prueba, en ese país.
Ramos Utra ha dormido más de 2 mil noches en prisión e insiste en su inocencia. Las posibilidades de que un laboratorio confiable analice la información genética de su sangre, son nulas. Pues el Tribunal ordenó quemar el blúmer con semen y las medias panty encontradas en su casa.